Algunos de los trastornos más comunes que afectan a los testículos incluyen los siguientes:
Trauma testicular o lesión física
A diferencia de otros órganos, los testículos no están protegidos por músculo o hueso y por lo tanto son vulnerables a golpes y lesiones.
Torsión testicular
El cordón espermático, que fija los testículos en cada extremo, se retuerce alrededor de un testículo, cortando el suministro de sangre del testículo. Los síntomas de la torsión testicular incluyen dolor repentino y severo, aumento de tamaño del testículo afectado e hinchazón.
Se trata de una emergencia médica, y si el suministro de sangre a los testículos se interrumpe durante un período de tiempo prolongado, el testículo puede quedar permanentemente dañado y la solución del problema puede ser la extirpación quirúrgica del testículo.
Ruptura testicular
Un tipo poco frecuente de trauma testicular, llamado ruptura testicular, se produce cuando el testículo recibe un impacto directo o se comprime contra la superficie dura de la pelvis. Esta lesión puede causar que salga sangre dentro del escroto. En casos severos, puede ser necesaria la cirugía para reparar la ruptura y salvar el testículo.
Cáncer
El cáncer de testículo se puede desarrollar en uno o ambos testículos en los hombres o niños pequeños. Los síntomas del cáncer testicular pueden incluir un bulto, irregularidad o ampliación de tamaño en cualquiera de los testículos; una sensación de tirantez o sensación de pesadez inusual en el escroto; un dolor sordo en la ingle o en el abdomen inferior; y dolor o malestar (que puede aparecer y desaparecer) en un testículo o en el escroto. (1)
El tratamiento más común para el cáncer testicular es la cirugía y consiste en quitar uno o ambos testículos.
Testículo no descendido (criptorquidia)
Esta es una condición en la que los testículos no descienden del abdomen, donde se encuentran durante el desarrollo antes de nacer, y descender al escroto. Esta situación es un factor de riesgo importante para el cáncer testicular. (2)